sábado, 24 de enero de 1998

Lunes: Madrugada

Lunes, 03:45. No me puedo dormir. Me levanto de la cama y miro por la ventana, no hay nadie afuera. Hay que laburar mañana. La verdad que ya estoy bastante hinchado los huevos de ser carnicero. Hinchado los huevos de las viejas que vienen a pedirme el pedazo mas tierno porque el del sabado pasado estaba duro, o del viejo puto de la esquina que siempre tiene algo para criticar, pero siempre eh. A esos forros siempre les encajo los cortes mas viejos. Y al flaco ese que viene con la novia pavoneándose y haciendose el fachero también, por trolo.

03:54.

Como se pasa el tiempo, recién eran las cuatro menos cuarto. Tengo que concentrarme y no pensar en nada...

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Es díficil! más sabiendo que mañana va a ser otro día de mierda, y yo que pensaba que a esta altura ya iba a ser alguien importante; presidente o famoso actor de hollywood, que pelotudo por dios. Quizás con un traguito de whiskey me pegue el sueño.

Glub, glub.

Me lamo los labios para saborear el resto que queda seguido de un incontrolable "ahhh".

No sirve esto.

Mi abuela siempre se clavaba un vasito de café al coñac antes de irse a dormir, decía que le servía para conciliar el sueño. Quizás es eso, le erré con el whisky me parece. Voy a la cocina a ver si encuentro algo...

Me levanto de la cama sólo para ser vislumbrar entre la oscuridad el mas temido de mis presagios hacerse realidad.

Me falta una ojota carajo. Siempre me pasa lo mismo che!.

A ver en el ropero:

No.

Abajo de la cama?

Tampoco.

Bah, ya fué me voy así nomas, total después me pongo una media y listo.

Ahh, a ver, tenía una de repuesto por aca...

Acá hay una!

Ootra ojota derecha! Si no tengo suerte con un misero par de ojotas, ¿Què carajo de esperanza tengo en mi vida?. Decime si no, que mala leche que tengo. Pero siempre fue así eh, desde el día que me corté con la sierra cortandole unos huesos para los perro de la vieja esa,¿Cómo se llamaba? La hija era Vanesa... esta vieja de mierda era... ahggcomo carajo se llamaba? lo tengo en la punta de la lengua... esa que tenía un hijo también, bastante pelotudo el pendejo, aunque la rompía jugando al futbol. Yo también la rompía de pendejo, un 2 rústico, pero táctico y criterioso. Mirá, estuve a punto de quedar en boca, pero que ojete, me llueve ese día y se me queda el 147 en el medio del campo, no te digo que tengo una mala leche impresionante?

Voy caminando hacia la cocina con una ojota derecha en cada pie...

Ah no te lo puedo creer! las Cuatro y media!

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